¿Sedentario, activo o muy activo?

Si eres de los que no tienen ningún atuendo deportivo en el armario, de los que cogen el carro para comprar en el estanco de la esquina, y de los que después de 8 horas sentados en la oficina, pasan al sofá frente al televisor de casa, está claro que eres una persona sedentaria. Si por el contrario, vas andando siempre que puedes prescindir del coche, tu trabajo requiere cierto esfuerzo físico o realizas algún tipo de ejercicio al menos una vez por semana, se te puede definir como una persona activa. Si eres de aquellas que no pueden vivir sin ir al gimnasio, jugar al tenis, nadar o correr por lo menos tres veces a la semana o de los que su trabajo requiere un esfuerzo físico importante, eres un individuo muy activo.

El nivel de actividad física es la suma del tiempo invertido en el entrenamiento y/o actividad física dirigida, el tiempo de ocio y la actividad laboral. En los estudios que se han llevado a cabo se pone de manifiesto la dificultad de conocer el trabajo físico expresado en gasto energético.

La fase sensible del aprendizaje motor se sitúa a edades tempranas. En la edad adulta van disminuyendo paulatinamente los mecanismos de control del movimiento.

El desarrollo armónico y progresivo de todas las cualidades físicas es uno de los objetivos primordiales de los programas de ejercicios.

La flexibilidad es una cualidad física que tiene su máximo desarrollo en las primeras etapas de la vida. Con el paso de los años y el sedentarismo:

• Los músculos se vuelven cada vez más rígidos. Paralelamente a la atrofia muscular, con el envejecimiento, tiene lugar la sustitución del tejido adiposo y fibroso, cambios que parecen ser responsables de la perdida de la flexibilidad consustancial a la edad
• Las articulaciones pierden movilidad
• La gama natural de movimientos se reduce