¿Qué Tipo de “Felicidad” es la que Realmente Buscamos cuando decidimos Bajar de Peso?

 In Salud

650_1000_perderpeso2

¿la realidad? Queremos ser admirados, amados… necesitamos satisfacer nuestra vanidad y saber que lucimos bien. Sin embargo, si nos detuviéramos a mirar a nuestro alrededor, podríamos comprobar que hay muchas personas que están lejos de tener el peso ideal que las tablas señalarían para ellos, pero que se consideran felices, porque aman y disfrutan de la compañía del ser que aman. Luego, si lo pensamos detenidamente, estaremos de acuerdo en que ser esbeltos, lucir bien, y tener un peso ideal no son requisitos indispensables para que seamos felices ni para que logremos que alguien nos ame. Aceptado pero este concepto no puede ser una excusa más para no bajar de peso.

Lamentablemente, estamos viviendo una época que se caracteriza por un dinamismo extraordinario y por una actitud competitiva total de todos los individuos. Aquellas modelos del pintor Rubens, rollizas y hermosas, solamente se admiran en los museo. Hoy, “ser gordo” no solamente ocasiona infelicidad en millones de personas, sino que en esa búsqueda del peso ideal

que asociamos como la meta para “ser felices”, sufriremos un rosario interminable de pequeñas angustias cotidianas que nos harán la vida sumamente dolorosa y molesta. Así, desde el momento en que decidas rebajar unos kilos, la idea de la grasa te asaltará por todas partes, porque el término GRASA se ha convertido en la absorción de todos. En tu centro de trabajo se habla de la grasa de las formas más efectivas de evitarla en los alimentos que se ingieren, o de reducirla al mínimo al prepararlos. Cuando sientas el hambre del mediodía y piensas en el almuerzo, lo más probable es que te sientas culpable ante un plato rebosante de carnes y salsas… mucho ms si lo acompañas de una cerveza y cierras la ocasión con un postre de cremas elaboradas para perturbar la vista y tentar al penitente. ¡No! Tú, por haberte apartado de tu peso ideal, estás condenado recurrir a una mustia ensalada apenas aliñada con alguna imitación de aderezo, sin grasa ni calorías. En resumidas cuentas, te levantas de la mesa con hambre y con el pesar de que una de las pocas alegrías que le van restando a quienes comienza a avanzar en años también está perdida para tí.

Pero eso no es todo: al final de la jornada, una vez que regresas a tu casa y te sientas delante de su televisor para disfrutar de unos minutos de distracción, los anuncios tentadores te saltan a la vista y la imágenes de los modelos (seleccionados entre los hombres y mujeres más esbeltos de la población) te hacen sentir algo que desde niño aprendiste que era pecaminoso: la envidia. Y de ahí pasas a otros sentimientos negativos: la frustración, la culpabilidad, la ansiedad… ¡y –finalmente- la desesperación!

Recent Posts

Dejar un comentario

Start typing and press Enter to search