Comer como mandan los genes

 In Noticias

belleza-300x200

En la lucha contra la obesidad no existen los alimentos ‘malos’ o ‘buenos’

Un alto porcentaje de la salud de una persona después de los 40 años se debe a cómo haya mimado sus genes hasta entonces. Y este cuidado tiene mucho que ver con los alimentos, porque dependiendo de lo que un ser humano coma, se expresarán en mayor o menor medida los genes de la salud o de la enfermedad. La clave: conocerse a sí mismo y actuar en consecuencia.

Bajo este precepto ha presentado Jose Mª Ordovás , director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston, EEUU), el seminario Comer: cocinar, nutrición y salud en loscursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, que tienen lugar durante esta semana en El Escorial.

Así, el experto señala dos aspectos a considerar: La nutrigenómica, que de una manera basal determina que «hay alimentos que hacen que unos genes se expresen más o menos, antes o después, porque no hay una sincronía perfecta» y «las mutaciones que nos hacen diferentes y que están más o menos supeditadas a esos cambios en la dieta».

Aprender a comer como mandan los genes es la idea principal del mensaje de Ordovás, y en la personalización está la clave. En la actualidad parece que se ha perdido ese control individual que cada ser humano tiene sobre su alimentación y su estilo de vida. Numerosas voces opinan y marcan la dieta ideal. «Nos dejamos llevar demasiado por el exceso de información que tenemos, que a veces es apropiado y otras veces no tanto». Un artículo de David H. Freedman publicado en The Atlantic así lo certifica (Lies, damned lies, and medical science). En él se recoge que la mayoría de las investigaciones no es que sean falsas o se manipulen, sino que llegan a conclusiones falsas por aspectos como «la falta de precisión en los cuestionarios» utilizados para indagar en los diferentes casos, según Ordovás.

«Hay muchos factores como la memoria, el hecho de que nos dé vergüenza decir lo que comemos o incluso que aquellos que saben cómo llevar una dieta saludable, aunque no la siguen, disfrazan su testimonio para que parezca que sí lo hacen. Hay un sesgo de información tremendo y corremos un tupido velo llegando a unas cifras que consideramos muy sólidas». Además, «cualquiera se siente capacitado para dar nociones de nutrición», añade.

Pero lo cierto es que todavía no se ha descubierto la dieta milagrosa que convierta al ser humano en centenario. Y hay que tener cuidado para no transformar estas investigaciones en dogmas permanentes que, además, el tiempo ha puesto en jaque en muchas ocasiones, como recordaba Ordovás.

Se puede comprobar en alimentos como la margarina, que llegó con fuerza para reemplazar a la mantequilla por las grasas saturadas, «el gran demonio». Sin embargo, «ahora la margarina es uno

de los alimentos más detestados, por no ser cardiosaludable». El aceite de oliva tampoco se recomendaba hace años por su alto contenido en grasas, aunque se haya convertido en la actualidad el imprescindible de una dieta saludable.

Otro ejemplo es el café. «Es uno de esos hábitos que están más asociados a una longevidad libre de enfermedades neurológicas, como el Alzheimer», desvela el experto en nutrigenómica. La clave está en la mutación de los genes. «Curiosamente el consumo de cafeína en algunos sujetos no puede ser beneficioso, pero en otros sí. Si no tienes el gen metabolizador rápido estás en el grupo para los que no es recomendable tomar mucha cafeína, por no ser cardiosaludable o neurosaludable. Para en aquellos sujetos que sí tienen ese gen, sí puede resultar beneficioso».

La obesidad, un 50% genética y un 50% ambiental

Una de las causas principales que impulsa a las personas a controlar su dieta es la obesidad. En la actualidad hay unos 65 genes relacionados con este problema y la búsqueda continúa. Sin embargo, en contra de muchos dogmas, no todo se reduce a la ruleta de la suerte de los genes. «La obesidad es un 50% genético y un 50% ambiental», afirma Ordovás. Por ello, el hecho de que la genética predisponga esta obesidad, «no te condena, no es algo cien por cien determinante. Tienes que intervenir tú con tu medio ambiente. Porque los genes no nos hacen obesos, somos nosotros con nuestro estilo de vida los que disparamos a estos genes», defiende el experto.

La meta es acabar con el concepto de los buenos o malos alimentos, ya que «todo depende de la dosis. Da igual lo bueno que sea un alimento, si comes sólo eso el resultado no será el esperado. Lo que importa es el patrón de la dieta en general».

Un mensaje centrado en que todos los alimentos puedan entrar dentro de un hábito de vida saludable, siempre y cuando se consuman con moderación. Porque al final, lo que prevalece no es una teoría milagrosa, ni excitante. Es el sentido común, ese que dictamina quese puede comer de todo, pero en plato de postre, como dijo una vez el médico e investigador Francisco Grande Covián.

MACARENA P. LANZAS El Escorial (Madrid)

Recent Posts

Dejar un comentario

Start typing and press Enter to search