Como satisfacer el “hambre fisiológica” y no hacerle caso al “hambre psicológica”

Comemos para proporcionar al organismo la energía que éste necesita para desarrollar actividades cotidianas; pero no debemos vivir para comer. Raras veces sentimos hambre fisiológica; es decir, las verdaderas exigencias físicas del estomago, porque no da tiempo para que esta se manifieste. El suele comer para saciar su hambre sicológica, que no tiene nada que ver con la energía que el cuerpo requiere para funcionar adecuadamente. Come simplemente porque es la hora de almorzar o de cenar, o de desayunar… o porque se siente solo, deprimido, o esta embargado por la ansiedad, y la comida es “su refugio”.

Debemos aprender a reconocer en qué momento experimenta el hambre verdadera (el hambre Fisiológica).  Para ello, debe escoger un instante en que se considere en mayor control de su vida (cuando se sienta relajado, sin tensiones, ni ansiedades… durante un fin de semana, por ejemplo). Al despertar por la mañana, debe pensar detenidamente si tiene o no tiene hambre. Si su estomago no apetece alimentarse, debe pasar por alto el desayuno al cual está acostumbrado. Debe continuar analizando periódicamente las señales de su estomago y seguir preguntándose: “¿Siento hambre.. Es realmente hambre?”.

Una vez la respuesta sea afirmativa, será el momento de comer. Si por ejemplo, a las 11 de la mañana experimentas una sensación de vacío en tu estomago, y la debilidad te embarga, deberás empezar a ingerir alimentos en ese mismo momento. Lo importante es responder al hambre fisiológica de tu estomago y no dejarlo insatisfecho hasta la hora del almuerzo, porque es la hora en que se supone que se coma.

Si permitimos que nuestro cuerpo se alimente para satisfacer el hambre sicológica, lo más probable es que estemos ingiriendo mas alimentos que cuando comemos para satisfacer  el hambre fisiológica… nuestro estomago se conforma con menos que nuestro cerebro. ¡No lo Olvides!